El cine de terror tiene a los espectadores divididos. O amas las películas de miedo o las odias. O te gustan mucho o no las puedes ni ver. Es difícil encontrar el punto medio para este género.
Pero cuando te toca ver una película así sin ser un amante del cine de terror y te llevas un susto te juras no volver a ver una nunca más. Realmente lo pasas mal y te planteas aquello de ¿qué necesidad tengo yo de pasar por esto?
Podemos pensar que solo nos ocurre a nosotros. Pero lo más curioso es que no somos los únicos en sufrir los efectos del género del miedo.
El mejor amigo del hombre es otro de los grandes afectados.