Viene de la antigua Esparta, cuando una mujer superaba los 9 meses de gestación otras mujeres iban a su casa para discutir violentamente con ella, donde sacaban todos los trapos sucios y todos los reproches que se habían guardado durante la gestación.
Para evitar problemas al niño las discusiones acaloradas hacían que las mujeres rompieran aguas con mayor facilidad y precipitaba el parto. Este rito tenía doble función, ya que al decirse todo a la cara reforzaba los lazos de unión entre la población, además si el bebé era varón los espartanos pensaban que llegar al mundo en un ambiente hostil, forjaría su carácter desde el nacimiento.
Por estos motivos era normal la expresión “”ir a poner a parir a alguien “” ya que se esperaba que la discusión ayudará a acelerar el parto.